lunes, diciembre 04, 2006

Eutorotrip 05 y final

Londres es fabuloso y con escasos 5 días para turistear me quería pegar un tiro. Hice todo lo agendado, como ir al British Museum (10 horas), Tate Modern (10 horas), Big Ben (1 minuto), National Gallery (8 horas), etcétera y llegué a dos conclusiones:
-los británicos son coleccionistas y/o ladrones enfermizos.
-los británicos tuvieron la suerte de llegar primero a todo.

También fui al "ombligo del mundo" Piccadilly Circus. Título que discutí con muchos lugareños pues crecí con la ilusión que esa denominación correspondía a la Isla de Pascua. Una ventaja considerable que tiene la cicatriz inglesa es que lo que dicen de ella es cierto: en 20 minutos puedes ver más diversidad que en toda tu vida. Sentado en sus escaleras observando el hermoso show humano y en posesión de mi último cigarrillo, ocurrió algo bello, dejé de fumar. La primera vez que tuve el placer de inhalar los dañinos químicos fue en 1996, en Argentina, auspiciado por Camel. Ese día, 10 años más tarde (luego de dejar de fumar en repetidas ocasiones) y en esta ocasión con un cilindro nicotinoso Camel en su versión light, tomé la decisión de cerrar el círculo. El momento no pudo ser más preciso y ya van 4 meses desde aquél acontecimiento.


Otras actividades no tan postaleables que hice fueron ir al Portobello Film Festival, a la casa de Jimi Hendrix, ir al mejor musical del mundo (en la foto) y estar en presencia de un arresto por sospecha de terrorismo (1 día antes de que frustraran todo el complot para secuestrar aviones).

Luego de eso, me fui a Liverpool a carretear. Tenía que pasar el stress de los atentados en compañía de 2 de mis mejores amigos: la Viole (hecho causal de mi viaje) y la piscola. De ese fin de semana no tengo mucho que hablar, excepto que las inglesas son muy jote y los ingleses no, por lo que ser latino ayuda su buen resto [Nota del autor: me comporté como un buen pololo].

El domingo partí a Escocia y dormí en Glasgow luego de horas de caminar sin rumbo aparente. Esa noche las coincidencias se sucedieron una tras otra. Primero, sólo tenía info de 1 hostal en todo Glasgow, al cual llegué de pura casualidad (y no era fácil llegar). El tipo de recepción se apellidaba Gonzalo (sí, su apellido era Gonzalo). Llegué a las 3am, JUSTO cuando empezaban a hacer un asado los residentes (sí, asado a las 3am). Finalmente, la pieza que me asignan es la pieza DINAMARCA (siiiii Epson Stylus durmió como un lirón en casa). Escocia es un lugar bien especial, con decir que la primera noticia que leo llegando a Glasgow es "50% de los trabajadores llegan con caña el día lunes".
Como buen escocés -y considerando que el día lunes tenía que trabajar- bebí hasta la muerte en el asado y al día siguiente parti a Girvan, un pequeño y lindo poblado donde tenía mi reunión de negocios.


En Girvan me recomendaron ir al Festival Internacional de Edimburgo, del que yo no tenía idea por supuesto. La decisión final de ir fue tomada abruptamente al perderme el tren de vuelta a Liverpool por estar comprando una hamburguesa (comida rápida mi trasero). Con nada más que 33 libras en mi bolsillo y una camisa en mi mochila (pues todo el resto lo dejé en Liverpool, errr excepto la plata pues era todo lo que me quedaba) llegué al festival más cool del universo que incluía a celebridades como Sean Connery, Catherine Zeta Jones y otros que vi desde kilómetros de distancia. Lo pasé excelente con infinito teatro callejero, películas gratis, infinita gente escuchando la típica canción de gaita (no me queda claro si es el himno nacional o no) y la arquitectura incendiada. Consejo para los futuros mochileros: Edimburgo NO puede estar fuera de su ruta.

Acá empieza el vertiginoso regresar. De Edimburgo volví a Wigan North West en tren,y de ahí a Liverpool. Pasé esa noche despidiéndome y la mañana siguiente haciendo compras (con 25 libras por supuesto). De ahí, un avión hasta Girona en condiciones de seguridad extrema por el intento de atentado (o sea pasar policía internacional en boxers, sin música y sin bebestibles) y luego un cachondo bus (maldito bus, eran puras parejas, semi vacío, de noche y yo 1 mes alejado de mi linda polola) a Barcelona donde pasé la noche carreteando para terminar durmiendo en la playa (porque ya no me alcanzaba para hostal). Al día siguiente y después de una noche donde toda la gente que pasaba me despertaba para carretear (me vieron cara de discoteque?) partí a Madrid en el segundo peor viaje de mi vida (el primero es el viaje en tren de Cuzco a Arequipa) con un asiento delantero que me llegaba hasta la mitad del muslo, viajando por el desierto español durante 6 horas. Llegué a Madrid 2,5 horas antes que saliera mi vuelo, destruido y con un viaje en Metro todavía por completar. Mientras gritaba "Mátenme" porque me habían cambiado el terminal de salida del avión (o sea, tomar otro metro) pude admirar el hermoso terminal nuevo de Madrid, ideado ni más ni menos que por el mismísimo Santiago Calatrava.

Así concluye mi intenso y excelente viaje por Europa occidental.

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